top of page
Search
  • Writer's pictureRini Hernandez

"Prohibido Orar en La Habana"

Updated: Apr 15, 2023

En 1994 varios acontecimientos históricos ocurrieron en Cuba. Por primera vez hubo un intento de alzamiento popular, llamado "El Maleconazo". El proclamado por el gobierno como "Periodo Especial en Tiempo de Paz" era en realidad una crisis económica sin precedentes desde 1959 a consecuencia de la estrepitosa caída de la Unión Soviética, del Muro de Berlín y de todos los países comunistas de Europa oriental, quienes habían sido aliados económicos e ideológicos del gobierno cubano por más de tres décadas. Todos los días se escuchaban noticias de "salidas ilegales", o sea, gente tratando de escapar de Cuba en lo que fuera - en la lancha de Regla, en un remolcador, en balsas improvisadas. La escasez de alimentos y otros productos era algo como no se había experimentado nunca antes. La falta de combustible era tan visible que podías pararte por un tiempo largo en medio de la Calle 23 en el Vedado capitalino sin que pasara un solo medio de transporte. La gente ardía de ira y de impotencia. El pueblo estaba cansado de tanta miseria y con un nivel de desesperación muy alto. Las personas que habían estado separadas de las Iglesias desde inicios de la Revolución comenzaron a regresar decepcionadas de la utopía comunista y ansiosas de escuchar el mensaje de esperanza en Jesucristo. Tres generaciones que habían sido educadas sin religión, porque era "el opio de los pueblos", comenzaron a cuestionar si la mentira de la sociedad sin clases eran tan o mayor mentira que la satanización de las iglesias sobre la base de ser adversarios politico-ideológicos y organizaciones con vínculos en el extranjero. Por supuesto, casi todas las Iglesias en Cuba habían sido establecidas por agencias misioneras norteamericanas de las denominaciones históricas (Bautistas, Metodistas, Presbiterianas y Anglicanas, entre otras). Las iglesias comenzaron a llenarse de gente herida y decepcionada de aquello en lo que pusieron su fe, en sustitución de Dios. Y otros, cuáles "hijos pródigos", regresaban a sus comunidades de fe de las que nunca debieron haberse separado. Fue un formidable desafío para la Iglesia cristiana de los años 90 discipular a muchísimas personas que no habían visto en su vida una Biblia, que no tenia ni el más mínimo conocimiento elemental de la fe cristiana, de Dios, de la salvación o de las Escrituras.


En esa mezcla de pesimismo politico y efervescencia espiritual, la represión contra las iglesias se recrudeció, y el gobierno se propuso impedir toda posibilidad de que las iglesias, a través de sus agencias denominacionales en el exterior, trataran de proveer de alguna ropa, alimentos y medicinas a sus feligreses y al pueblo en general. Pastores eran citados a estaciones policiales con regularidad y advertidos acerca de iniciativas, actividades o intentos de paliar la critica situación económica en la que nos encontrábamos sumidos. Existían informantes en todas las iglesias, cuyo trabajo iba desde reportar cualquier "palabra sospechosa" utilizada en una predicación, captación de otros feligreses como informantes, o penetración en los círculos de liderazgo de las iglesias cubanas. Era tanto el acoso de las autoridades, quienes querían controlar hasta las elecciones de los lideres denominacionales, para que ocuparan esas posiciones "personas de confianza" que respondieran a sus intereses, que pastores y pastoras de diferentes denominaciones cristianas comenzamos a acercarnos los unos a los otros como un mecanismo de apoyo mutuo entre "hermanos en desgracia". Recuerdo mis frecuentes conversaciones con pastores de otras iglesias en La Habana y cómo nos alertábamos unos a otros en cuanto a las "estrategias" de la Seguridad del Estado para ponernos en situaciones donde nos pudieran acusar de algún delito: debíamos cuidarnos de cualquier persona que vinieran a vendernos carne de res, gasolina, piezas de automóviles; incluso, nos alertábamos a estar preparados ante la pregunta de algunos nuevos feligreses: "Y qué usted me aconseja que haga con mi carnet del Partido? O con mi militancia en la Unión de Jóvenes Comunistas?", preguntas trampeadas que buscaban una respuesta que pudiera ser incriminatoria contra nosotros mismos. Siendo el Rev. Gustavo Cruz Díaz (posteriormente Obispo) Pastor de la Iglesia Metodista de Marianao, un grupo de pastores de La Habana fuimos invitados a una reunión de oración donde lideres de diversas denominaciones nos unimos en clamor a Dios por fortaleza y sabiduría para enfrentar aquellos tiempos tan desafiantes. Tan bendecidos fuimos por aquella reunión, que quedamos en volverlo a hacer en alguna otra Iglesia, y el Pastor de una Iglesia Bautista en Playa se ofreció para recibirnos. Yo, que acababa de estrenar mi primera computadora gracias a la contribución generosa de hermanos en los Estados Unidos, me ofrecí para recordarle a todos los interesados la fecha y lugar de la próxima reunión de oración, para lo cual me ofrecieron sus direcciones de correo electrónico.



El dia acordado para la reunión de oración, la Seguridad del Estado ni nos dejó acercarnos al Templo Bautista donde íbamos a reunirnos. Hicieron un cerco de agentes a varias cuadras alrededor de la Iglesia para que nadie pudiera llegar. En los días siguientes, todos los participantes en la primera reunión en la Iglesia Metodista de Marianao fuimos citados a la estación policial de 41 y 114, en Marianao para una entrevista. Al llegar al lugar, nos encontramos con los otros pastores y lideres que igualmente habían sido citados. Nos fueron haciendo entrar en pequeños grupos para acusarnos de un "intento de crear una organización paralela al Consejo de Iglesias de Cuba". Acusaban al querido hermano Pastor Alejandro Nieto Selles (ya en la presencia del Señor) de la Liga Evangélica de Cuba, de ser el autor e instigador de este grupo. Al pobre Alejandro lo acusaban constantemente de ser el promotor de cuanta iniciativa cristiana se moviera en Cuba. A mi en particular me acusaron de ser "el Secretario de la organización" y me exigieron que entregara "el directorio" que yo poseía con los nombres y direcciones de los participantes, a lo que me negué. En mi pequeño grupo éramos todos pastores metodistas, y alli estaba quien entonces era mi Superintendente de Distrito, el Rev. Rafael Gonzalo Calzado Ramirez, Pastor en Guanabacoa, a quien conminaron a forzarme a entregar "el directorio", ya que él era "mi jefe", a lo que que Calzado también se negó rotundamente. Todos negamos estar creando ninguna organización y mucho menos para "competir" con el Consejo de Iglesias de Cuba, organización que siempre ha estado alineada y sometida a los intereses del gobierno cubano. El entrevistador era el oficial que se identificaba como el "Coronel Enrique Troncoso", quien dando un puñetazo en la mesa y gritando a voz en cuello sentenció: "Prohibido orar en La Habana", ante nuestra protesta de que solo habíamos querido crear un espacio para orar juntos.

Pues lograron que no nos reuniéramos más, aunque al calor de esa "crisis" muchos pastores y lideres forjamos relaciones que han prevalecido durante el paso de muchos años.

Este episodio es solo un ejemplo de las muchas experiencias de abuso de poder, amenazas, persecución e intimidación ejercidas contra pacíficos predicadores del Evangelio que no estábamos involucrados en acciones políticas contra el gobierno, sino que simplemente intentábamos ejercer nuestro ministerio en medio de condiciones difíciles, en las cuales el pueblo se volcó a las iglesias en busca de la esperanza, la fe y la fortaleza que solo proceden de una relación intima y personal con Jesucristo.

Ni sus amenazas, ni sus ofensas, ni las trampas mal montadas, ni las fabricaciones acerca de organizaciones inexistentes y vínculos "sospechosos" con ministerios u organizaciones cristianas internacionales, pudieron evitar que las iglesias se llenaran de personas, especialmente de aquellos jóvenes en quienes el gobierno comunista había puesto sus esperanzas de que llegaran a ser "el hombre nuevo socialista". Muchos de esos jóvenes se convirtieron de hecho en "el hombre nuevo en Jesucristo", y llegaron a ser consagrados pastores y lideres quiénes, por la gracia de Dios, lograron abrir sus ojos a las realidades espirituales que sí transforman individuos y sociedades. "Prohibido orar en La Habana" se convirtió, en la práctica, en "Abran paso al avivamiento de la Iglesia en Cuba." A Dios sea la gloria!



198 views2 comments

Recent Posts

See All
Post: Blog2_Post
bottom of page